Llega un día en que casi todos mis clientes de repente me dicen: “Soy rar@, ¿verdad?” o “Esto sólo me pasa a mi, ¿no?”. Y yo les digo: “Sí, eres tan raro, tan raro, como el resto de mis clientes”. De hecho, yo también pienso muchas veces que soy rara, pero al trabajar con emprendedores me he dado cuenta de que, en algunos aspectos, no lo soy tanto.